Tras una selección de uvas de Cabernet Sauvignon, vendimiadas en su momento óptimo de maduración, se realizó un suave despalillado y estrujado con una posterior fermentación, a temperatura controlada entre los 22ºC y 23ºC en los primeros días, para preservar la frescura y los aromas características de la variedad y aumentando esta temperatura hasta los 25ºC / 26º en los últimos 2-3- días de fermentación, para extraer la parte justa de Polifenoles y taninos dulces que se encuentran en el hollejo de la uva y que son necesarios para mantener la estabilidad del vino a lo largo de su vida. Una vez terminada la fermentación alcohólica, el vino se preparó para favorecer el desarrollo de la fermentación maloláctica con bacterias autóctonas de nuestra zona. Mediante esta nueva fermentación se transforma el ácido málico que contiene el vino en ácido láctico, un ácido mucho más suave y agradable. Tras una breve estancia en depósito se realiza su pase a las barricas de roble Frances, las cuales aportan la complejidad, estructura y estabilidad necesaria al vino y en las que permanecen aprox. 1 año. Después de este largo periodo de tiempo, el vino se mete en botella en la que permanece, como mínimo, un periodo de 7 meses reposando, antes de salir al mercado. Este último proceso es el que le dá la redondez y complejidad que muestra a la hora de servirse a ser degustado.